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Autor: Andrade, Daniel A.
Fecha: 3-sep-2009
Sumario:
I. La OMC y la globalización. II. La crisis mundial. III. Otras consideraciones.


Doctrina:

Por
Daniel Alberto Andrade (*)

I. LA OMC Y LA GLOBALIZACIÓN

1. PRELIMINAR

En los últimos años, el surgimiento de un gran número de alianzas intergubernamentales Sur-Sur, se ha convertido en un rasgo novedoso y el principal objetivo de estas iniciativas ha radicado en la defensa de sus intereses específicos y en el cuestionamiento a la estructura y el funcionamiento del actual orden mundial al cual consideran inequitativo e injusto.

Las posturas críticas por parte de los países del Sur se han podido observar, de forma significativa, en las negociaciones desarrolladas en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En el transcurso de las diferentes conferencias ministeriales realizadas desde la creación de la OMC, diversos gobiernos del Sur en alianzas con distintas combinaciones han efectuado fuertes planeamientos y propuesto soluciones alternativas a las defendidas por los poderes del Norte.

Este accionar quedó manifiesto, especialmente, en relación a las cuestiones agrícolas que se convirtieron en una clave para el avance de las negociaciones.

2. LOS PAÍSES EMERGENTES

Los grupos creados en la década del 70 fueron muy amplios en cuanto al número de sus miembros y muy ambiciosos en cuanto a la diversidad de temáticas planteadas.En consecuencia, este modelo de cooperación fracasó: "la falacia del argumento era la premisa básica de que todos los países subdesarrollados tenían más cosas en común de las que poseían en realidad y que todas las soluciones podían ser aplicadas uniformemente con el mismo éxito". (1)

Las dificultades de la cooperación Sur-Sur se manifiestan en las negociaciones desarrolladas en el ámbito indicado y particularmente en relación a los temas agrícolas.

Las pretensiones de los países en desarrollo "más grandes" de representar al mundo subdesarrollado en su conjunto encierran el peligro de suponer, de forma errónea, que todos los países del Sur poseen una misma visión en todos los asuntos comerciales.

Por países en desarrollo "más grandes" se entiende a las denominadas potencias medias regionales o poderes emergentes surgidos a partir de la década de 1970.

A fin de comprender el comportamiento de los países del Sur en el ámbito de la OMC resulta necesario examinar, en primer lugar, el desarrollo de los acontecimientos en el marco del GATT.

Desde la perspectiva de DÍAZ MIER, es posible distinguir cuatro etapas en la evolución del GATT: etapa de provisionalidad (1948-1955), de desarrollo (1956-1970), de madurez (1970-1985) y de institucionalización (1986-1995) (2).

Es importante destacar que durante las primeras rondas del GATT estuvo ausente el tratamiento de las cuestiones agrícolas, de especial interés para los países del Sur. Si bien la agricultura era un área mencionada en el acuerdo general, la ambigüedad en el tratamiento del tema trasformó a dicha cuestión en un asunto controvertido.

3. ENCUADRE DE LA SITUACIÓN

Frente a este debate y al finalizar la sexta de las rondas negociadoras del GATT, los países en desarrollo realizaron importantes críticas al proceso de negociación demostrando un alto grado de insatisfacción por los resultados alcanzados hasta ese momento.Teniendo en cuenta estas disconformidades, la Secretaría del GATT comenzó una labor de acopio de información con especial énfasis en los productos tropicales y agropecuarios. En consecuencia, al iniciarse la ronda Tokio en 1973 se incluyó al sector agrícola como una de las materias de negociación, pero dividiéndola en tres subgrupos específicos relativos a cereales, carne y productos lácteos.

La Ronda Uruguay (1986-1994) fue la última de las rondas comerciales realizadas en el contexto del GATT y la primera en intentar solucionar de raíz los problemas en torno al sector agrícola.

Los países menos desarrollados mantuvieron una actitud defensiva: "se trataría de conseguir siempre un trato especial y, en la medida de lo posible, que no perjudicase a los esquemas de tratamiento preferencial".

Los exportadores de productos textiles, por su parte, persiguieron primordialmente la reintegración del comercio de estos productos a las reglas generales del GATT.

Los llamados "dragones asiáticos", por otra parte, se mostraron preocupados por evitar los perjuicios que les causaban las medidas antidumping y antisubvención, así como las medidas de salvaguardia de tipo discriminatorio.

En cuanto a los países en desarrollo "más grandes" tales como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Indonesia y Sudáfrica, se unieron al frente de negociación conocido como Grupo CAIRNS. Cabe recordar que dicho grupo surgió en 1986 bajo la iniciativa de Australia y estaba formado en principio por 14 países. Los 14 miembros originarios eran Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Filipinas, Indonesia, Malasia, Nueva Zelanda, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia y Uruguay. En 1999, se incorporaron Bolivia, Costa Rica y Guatemala. Finalmente, en diciembre de 2005 se incluye Pakistán.

En el marco de la Ronda Uruguay, la coalición rápidamente logró consolidarse convirtiéndose en la "tercera fuerza" en el proceso de negociación.Todos los países miembros de este grupo eran exportadores netos de productos agrícolas que decidieron unir esfuerzos para promover la liberalización de este sector.

Esto se debe a que el proteccionismo agrícola por parte de los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, provoca a largo plazo que los precios de los productos alimenticios tiendan a descender en relación a los precios de los productos manufacturados, perjudicando con ello los ingresos de los Estados exportadores de productos agrícolas, en su mayoría países en vías de desarrollo.

Durante la Ronda Uruguay, la agenda comercial se extendió y se volvió más compleja provocando importantes modificaciones en los procesos de negociación: "estos cambios llevaron a una crisis del G77, a una división política entre los países en desarrollo y a la emergencia de nuevas coaliciones que envolvían tanto a países desarrollados como en desarrollo tales como el Grupo CAIRNS". (3)

En efecto, esta agrupación estuvo dominada por los países agrícolas exportadores más desarrollados y por los países en desarrollo "más avanzados". Por consiguiente, fomentaban las necesidades de los sectores agrícolas comerciales a gran escala de sus respectivos países. En este sentido, "el grupo solía establecer alianzas tácticas con Estados Unidos para contrarrestar la influencia de la Unión Europea o presionar a esta última". Es importante aclarar que el Grupo CAIRNS sigue desarrollando sus actividades actualmente en el seno de la OMC pero ha perdido gran parte de su fuerza inicial especialmente desde la aparición del G-20.

Luego de 8 años de negociación, la Ronda Uruguay dio como resultado, en materia de comercio agropecuario, el Acuerdo sobre Agricultura, en el cual se establecieron una serie de concesiones y compromisos en tres grandes áreas:

i) acceso a mercados;

ii) ayuda interna;

iii) subvenciones a la exportación.

El objetivo de este acuerdo era brindar un marco para la reforma y liberalización a largo plazo del comercio de productos agropecuarios y de las políticas agrícolas internas.En cuanto a la reducción de aranceles, los países en desarrollo se comprometieron a reducirlos en un 24 % en un plazo de 10 años, mientras que los países desarrollados asumieron una disminución del 36 % en 6 años. El acuerdo fue considerado, en principio, un éxito por parte de los países en desarrollo, especialmente por el Grupo CAIRNS, por haber logrado la incorporación del tema agrícola teniendo en cuenta el retraso de su tratamiento en las rondas de negociación.

4. LAS NEGOCIACIONES AGRÍCOLAS

El organismo que está integrado por 156 miembros, que representan más del 90 % del comercio mundial.

Desde el punto de vista de Dot KEET, en los años que siguieron a la Ronda Uruguay, los países del Sur "fueron tomando conciencia de los objetivos estratégicos subyacentes y de la naturaleza totalmente desequilibrada del paquete de acuerdos que habían firmado (. . .) También se dieron cuenta de que los gobiernos de los países más ricos y poderosos, sobre todo Estados Unidos y la Unión Europea, habían eludido astutamente las condiciones de amplia y rápida liberalización que estaban imponiendo sobre otros países a través de la OMC y/o del FMI/BM". Asimismo, la autora sostiene que estos países desarrollados introdujeron "excepciones y exenciones específicas para sí mismos, lo cual les permitirá mantener determinados mecanismos o condiciones proteccionistas en el seno de sus economías, especialmente en los sectores más vulnerables, como la agricultura, y en el ámbito de productos menos competitivos, como el de la confección y el textil". (4)

La Tercera Conferencia Ministerial realizada en Seattle en 1999 constituye un primer punto de inflexión en las negociaciones agrícolas internacionales. En efecto, la conferencia estableció cuatro grupos de trabajo. No obstante, como consecuencia de la desorganización y el desorden que primó en dicha reunión, únicamente el Grupo de Trabajo sobre Agricultura pudo desarrollar sus actividades.

4.a. El Grupo CAIRNS

En el transcurso de esta negociación se presentaron dos grupos contrapuestos.El primero de ellos, liberado por Japón y la Unión Europea, junto a Corea, Suiza y otros países nórdicos, "pugnaban por un mayor acceso a los mercados y, a la vez, defendían la no reducción de apoyos internos y de subsidios a la exportación así como la incorporación del concepto de multifuncionalidad como preocupación no comercial".

El segundo grupo, a su vez, estaba formado por la mayoría de los países en desarrollo y por el Grupo CAIRNS y pretendía: "un proceso gradual de reducción de aranceles, pero condicionado a una reducción sustancial de apoyos internos a la agricultura y la eliminación de los subsidios a las exportaciones". Asimismo, demandaban un trato especial y diferenciado más funcional.

Los países de América Latin a, el Caribe y África dieron a conocer su descontento.

Particularmente, condenaron la realización por parte de los países más poderosos de una serie de reuniones no oficiales y reservadas durante el curso de la Confederación Ministerial. Entre las posturas de resistencia más significativas cabe mencionar que el Grupo Africano (African Group) constituye uno de los grupos de presión que actúan en el seno de la OMC. Actualmente, está formado por 41 países miembros de la Unión Africana y se manifestó públicamente en contra de los procedimientos excluyentes de la OMC.

Finalmente, la Cuarta Conferencia Ministerial significó el lanzamiento de la nueva Ronda de Doha, en noviembre de 2001. Algunos analistas sostienen que "Doha tuvo todas las características de la Ronda Uruguay y significó el resurgimiento del proceso de 'sala verde', por el cual un puñado de países poderosos adoptaron las decisiones que luego impusieron al resto". (5)

Durante las reuniones, India asumió el rol de vocero del Sur, amenazando con no firmar el acuerdo para el cual se requería el consenso de todos los miembros de la OMC.La actitud tomada por este "gran" país en desarrollo no fue acompañada por otros países del Sur aun cuando estos tenían las mismas preocupaciones que el gobierno indio (v.gr. varios representantes del Grupo ACP, que está conformado por 56 países de África, el Caribe y el Pacífico). Asimismo, el grupo de Países Menos Adelantados (PMA), en su mayoría africanos, aceptaron numerosas condiciones con la esperanza de obtener una genuina asistencia técnica y ayuda para aumentar su capacidad.

El Grupo CAIRNS, por su parte, respaldó la nueva ronda, incluso los temas de Singapur, a cambio de una ampliación del mandato de las negociaciones más allá de lo dispuesto en el art. 20 del Acuerdo sobre Agricultura, mediante "reducciones de todas las formas de subsidios de exportación con miras a su eliminación gradual".

4.b. El inicio de Doha

Frente a este desenlace, los países del Sur accedieron a firmar el acuerdo debido a la mayor conveniencia que les representa la existencia de un sistema multilateral antes que negociaciones bilaterales con los grandes bloques.

Finalmente, la declaración ministerial adoptada durante esta conferencia estableció un programa de negociaciones que debía concluir el 1º de enero de 2005 como fecha límite. Asimismo, se estableció que la nueva Ronda de Doha debería prestar especial atención a las necesidades de desarrollo de los países pobres del Sur a través de un mandato conocido como Programa Doha para el Desarrollo.

5. EL G-20. ORÍGENES

La Quinta Conferencia Ministerial realizada en Cancún (México) en setiembre de 2003 constituye el siguiente punto de inflexión en el ámbito de la OMC al producirse un quiebre y posterior estancamiento en el proceso de negociación.

En dicha Conferencia Ministerial comenzaron a ganar protagonismo tres nuevos grupos de presión internacional conformados por países del Sur:el G-20, el G-33 (6) y el G-90 (7). Cabe recordar que los grupos de presión son "coaliciones formadas por un conjunto de gobiernos que defienden posiciones comunes en la negociación a través de una explícita coordinación".

El G-20 o Grupo de los Veinte surgió en agosto de 2003, por iniciativa del gobierno de Lula Da Silva en Brasil para eliminar o reducir de forma significativa las barreras al comercio agrícola. Está formado por "grandes" países en desarrollo como Brasil, India, Sudáfrica, Argentina, Indonesia y México. El protagonismo obtenido por este grupo provocó, en principio, un desplazamiento del Grupo CAIRNS (dominado por países desarrollados), que como se mencionó anteriormente, había tenido un alto perfil durante la Ronda Uruguay.

Si bien tanto el Grupo CAIRNS como el G-20 buscan lograr la liberalización del comercio agrícola, los objetivos de cada uno de ellos presentan algunas importantes discrepancias. La diferencia radica en que el Grupo CAIRNS apoya una liberalización agrícola total mientras que el G-20, basado en una posición más pragmática, toma en cuenta perjuicios que dicha liberalización total acarrearía para el desarrollo de sus respectivas naciones.

Por tanto, y a pesar de la reticencia de Sudáfrica y Brasil a defender posturas activas con otros países en desarrollo, los gobiernos de estos dos Estados decidieron impulsar fuertemente el accionar del G-20 en la Quinta Conferencia Ministerial.

Asimismo, es importante destacar que para esta misma fecha, en junio de 2003, habían comenzado las conversaciones entre los Ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, India y Sudáfrica para la creación de IBSA.El lanzamiento de esta asociación entre los tres países implicó la integración de tres potencias altamente influyentes, cada uno en su continente, que comparten intereses, necesidades similares en el plano regional.

Este grupo es considerado actualmente como la cabeza del bloque del G-20, lo cual ha generado una serie de resquemores por parte de los restantes miembros del grupo.

Durante la Quinta Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún, el G-20 se mostró resuelto a tratar los principales desequilibrios e incoherencias con respecto a la ejecución del Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC y a solicitar la apertura de los mercados de los países ricos a sus grandes exportadores agrícolas.

5.a. El desafío del G-20

La abierta contienda a las políticas agrarias de los grandes alteró el clima general de las negociaciones en Cancún y convirtió al G-20 en un actor que Estados Unidos y la Unión Europea han tenido que tomar en consideración. En términos de Walden BELLO, "El surgimiento del G-20 en la Ministerial de Cancún puso sobre aviso a la Unión Europea y Estados Unidos de que era obsoleta la vieja estructura de poder y toma de decisiones en la OMC. Había que hacer lugar a nuevos jugadores en la elite, expander el círculo de poder para volver a poner de pie y en marcha a la organización". (8)

Por su parte, el G-33 está formado por países africanos, asiáticos y algunos latinoamericanos y su preocupación también está centrada en cuestiones agrícolas. A diferencia del G-20, su principal interés no gira en torno a la liberalización del comercio agrario sino en su derecho a evitar que las exportaciones agrícolas del Norte y el fenómeno de dumping que las caracteriza perjudiquen a millones de pequeños y vulnerables productores campesinos y granjas familiares que constituyen la mayoría de sus respectivas poblaciones.A modo de ejemplo es posible mencionar a India, donde el trabajo agrícola emplea a la mitad de su población activa.

Asimismo, exigen el derecho a utilizar medidas especiales de salvaguardia para promover y proteger productos claves que identifican como especiales, así como a sus pequeños productores, frente al aumento de las importaciones y/o la caída de los precios. Así, a pesar de cooperar con el G-20, y en ocasiones solaparse con este, el G-33 mantiene una identidad separada y unas demandas más específicas.

La coalición estableció un modus operandi de carácter defensivo y preventivo, el cual garantiza que "ningún país miembro del G-90 pudiera establecer compromiso alguno sin antes informar al resto del grupo o grupos, incluso si era invitado a los privilegiados cónclaves internos de la OMC como representante de algunos de dichos grupos".

Como es posible observar, la Conferencia Ministerial de Cancún dio a conocer un nuevo tipo de cooperación Sur-Sur con mecanismos más específicos y prácticos. La principal innovación radica en que los países del Sur "no presuponen compartir exactamente las mismas preocupaciones o coincidir en todas las cuestiones". Asimismo, ya no se piensa en la conformación de un gran grupo permanente que los reúna en su totalidad sino que las alianzas dependen del desarrollo del proceso de negociación y de los intereses en juego.

5.b. El relanzamiento

Tras el severo estancamiento sufrido por las negociaciones en Cancún, los miembros de la OMC firmaron, el 1º de agosto de 2004 en Ginebra, un Acuerdo Marco como base para completar las "modificaciones" relativas a la agricultura. El consenso se logró luego se intensas negociaciones que incluyeron reuniones privadas de los distintos grupos: Grupo CAIRNS, G-20, Grupo Africano, Grupo ACP y G-10, así como también entre distintos miembros claves como Estados Unidos, La Unión Europea y Japón.

La Sexta Conferencia Ministerial de la OMC se celebró en Hong Kong, del 13 al 18 de diciembre de 2005.Luego del colapso de dos reuniones ministeriales en Seattle y Cancún, un tercer fracaso habría erosionado de gravedad el marco institucional de la OMC. En consecuencia, la consecución de un acuerdo en Hong Kong se convirtió en un requisito ineludible que se tradujo en fuertes presiones por parte de los países industriales hacia el resto de los miembros.

Los resultados de esta conferencia no fueron muy alentadores para los países del Sur, a pesar de que obtuvieron una fecha para la cancelación final de los subsidios a la exportación. El plazo de 2013 aceptado por la Unión Europea fue el más largo posible, teniendo en cuenta que se trata de un reclamo de larga data por parte del Sur. Por su parte, la Unión Europea se asegura de seguir protegiendo sus exportaciones con otras formas de subvención. Como señala el economista francés Jacques BERTHELOT: "el fin de los subsidios directos a las exportaciones no significa lo que parece, porque gran parte de los productos que se exportan, y por lo tanto son subsidios a las exportaciones ocultos (. . .)". (9)

A cambio del otorgamiento de este plazo en el tema agrícola -que en la práctica no fue un logro significativo-, los países del Norte "exigieron" un cambio en las modalidades de negociación sobre servicios (enfoque plurilateral) e importantes concesiones en relación al acceso a mercados para los productos no agrícolas (NAMA) mediante la aceptación del uso de la fórmula suiza (10).

5.b.i. La actividad desarrollada

En cuanto a las relaciones entre los distintos países del Sur, las divergencias entre los "grandes" países en desarrollo y las economías más pequeñas se hicieron notorias al producirse la creación de una nueva agrupación informal conocida como "el mundo cuadrángulo" o G-4. Integrada por Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil e India, desempeñó un papel decisivo tanto en el diseño de la agenda como en el rumbo de las negociaciones en Hong Kong.En esta reunión, Brasil e India parecieron dispuestos a aceptar las condiciones exigidas por los poderes del Norte y trataron de lograr el consentimiento de las restantes naciones en desarrollo.

La Unión Europea y luego Estados Unidos decidieron llevar adelante una estrategia que no busca debilitar al grupo sino negociar con este como representante del mundo en desarrollo. Esta estrategia ha generado una enorme preocupación por parte de otros países en desarrollo debido a que, como se mencionó anteriormente, el G-20 solamente está integrado por los países exportadores de productos agrícolas más grandes del Sur.

Realizando una fuerte crítica a India y Brasil, el autor sostiene que "Resulta paradójico que el G-20, cuya formación capturó la imaginación del mundo en desarrollo durante la Ministerial de Cancún, haya acabado por ser la plataforma de lanzamiento de la integración de India y Brasil a la estructura de poder de la OMC. Pero no es un caso poco común en la historia". Como defensor de los países en desarrollo más pequeños, BELLO argumenta que estos corren riesgos de que se acepten en su nombre condiciones que no los favorezcan.

Continuando con las negociaciones, entre el 19 y el 23 de junio de 2007, el G-4 se reunió en Potsdam (Alemania).

5.b.ii. Las resultas

Mientras las cuatro potencias se recriminaban por el estrepitoso fracaso, un gran número de países en desarrollo se mostraron alarmados por la estricta reserva que tuvieron estas negociaciones. El G-90 Plus, denominación ahora adquirida con la adhesión de Bolivia y Venezuela, sostuvo que la mayoría de sus miembros tuvo escaso o ningún conocimiento de la marcha y de los contenidos del diálogo del G-4. De esta manera, el grupo realizó un agudo reclamo a la falta de transparencia y participación en las últimas fases de negociación.Por último, la coalición recalcó nuevamente que "aunque Brasil e India son países de desarrollo no debe suponerse que asumían la responsabilidad de representar los puntos de vista de todos los países en desarrollo durante las negociaciones del G-4. Asimismo, se declararon afectos al sistema multilateral aunque advirtieron que ese mecanismo no debe usarse para legitimar decisiones "concertadas por unos pocos" (11).

Paralelamente, un grupo de países latinoamericanos y asiáticos, buscando distanciarse de Brasil e India, dieron a conocer un borrador en el cual proponen mayores concesiones con el propósito de abrir los mercados industriales del mundo. La propuesta fue firmada por Chile, Colombia, Costa Rica, Hong Kong, México, Perú, Singapur y Tailandia quienes presentan la característica común de poseer acuerdos de libre comercio con países desarrollados. Resulta interesante advertir las fuertes críticas realizadas solo a India y a Brasil, por parte de diversos gobiernos del Sur.

5.c. La problemática actual

Surge evidente entonces que los países del Sur tienen serias dificultades para establecer posiciones comunes tanto en el ámbito del GATT, en un primer momento, como posteriormente en el seno de la OMC. La existencia de ciertos rasgos en común tales como la presencia de un pasado colonial, estructuras económicas de base agraria y menores niveles de crecimiento económico en relación a los países industrializados los ha aglutinado bajo la denominación "Sur". No obstante, la existencia de distintos niveles de desarrollo y la disparidad entre sus economías ha llevado a las diferentes naciones a sostener posturas divergentes en función de los intereses nacionales y las necesidades de cada uno de ellos.

Las mayores discrepancias se han dado entre los intereses de los "grandes" países en desarrollo y los restantes.Asimismo, una de las controversias más significativas han sido los intentos de representación de todo el mundo en desarrollo por parte de los países miembros de IBSA (India, Brasil y Sudáfrica).

La definición realizada por su Ministro de Comercio, Alec EDWIN, según la cual Sudáfrica debía "actuar como un puente entre los países en desarrollo y los países desarrollados", trajo como consecuencia la propagación de opiniones críticas por parte de los restantes Estados africanos. En cuanto a Brasil y India, la participación de los mismos en el G-4 generó advertencias, como se mencionó anteriormente, tanto del G-33 como del G-90 que aseguraron que no aceptarían que sus intereses se vieran desplazados por un pacto de compromiso elaborado por el "club de los grandes".

No obstante, es importante remarcar que las diferencias no se restringen a una división entre dos tipos de países en desarrollo: los grandes y el resto. En efecto, analizando únicamente a los tres países miembros de IBSA también aparecen divergencias. Por ejemplo, entre Brasil e India existen conflictos en torno al comercio agrícola y de servicios debido a que India está más interesada en una apertura rápida del sector servicios y, por consiguiente, no se preocupa tanto por las exportaciones agrícolas. Asimismo, Sudáfrica sostiene una posición más flexible que la de India en las cuestiones agrícolas y estaría dispuesta a realizar concesiones a cambio de la reducción de los subsidios.En este sentido, es preciso pensar que si los gobiernos brasileño y sudafricano pretenden realmente respaldar a los pequeños campesinos y comunidades agrícolas, como sostienen discursivamente, formarían parte no solo del G-20 sino también del G-33 al igual que otros países que participan de ambos grupos de presión.

En cuanto a la OMC, constituye un dato evidente el hecho de que, a lo largo de los años, la participación en las negociaciones se ha estratificado con países que representan a grupos de naciones y donde la gran novedad es el creciente peso de Brasil, India, Sudáfrica y China (12).

Por otra parte, los gobiernos de los países industrializados advierten frecuentemente que si los países en desarrollo son demasiado duros en su crítica y mantienen posturas inflexibles podrían provocar el fracaso de las negociaciones y poner en peligro a la OMC y al multilateralismo. Esta advertencia va acompañada de la amenaza de que el desencadenamiento de esta situación dará vía libre al unilateralismo sin freno de las grandes potencias, a las presiones bilaterales de los grandes países desarrollados sobre los países en desarrollo más pequeños y a otra serie de procesos totalmente desequilibrados.

5.c.i. Conclusión

A manera de colofón, podemos arriesgar que hoy existen voces y movimientos en países emergentes que prefieren las negociaciones bilaterales o grupales, pero prescindiendo del escenario mundial que se da en el ámbito de la OMC, donde las coincidencias son cada vez más dificultosas y la Ronda de Doha es el mejor ejemplo práctico del estado actual de las discusiones multilaterales.

La prensa internacional tiene pocas expectativas respecto del avance y resultado sobre el empantanamiento frontal que sufren las negociaciones respecto del comercio agrícola.

Las políticas proteccionistas de EE.UU. y algunos miembros de la CE difícilmente puedan ser modificadas en pro de la liberación que directamente influiría en la balanza económica de los países emergentes.

II.LA CRISIS MUNDIAL

Obviamente que los efectos del derrumbe mundial de las bolsas de las potencias mundiales, de los mercados, de los cracks financieros no pueden pasar desapercibidos en ningún lugar del globo.

Dentro de ese ámbito, en el Estado argentino existieron diversas explicaciones y consideraciones sobre la cuestión. A tal fin, traigo a colación un trabajo elaborado por autoridades y conocedores desde la médula de mismo gobierno que estudiaron los motivos de la depresión y los efectos que se derivaron de ella y las eventuales consecuencias para el futuro.

1. ORIGEN

La realización de una primera reunión cumbre de los países del Grupo de los 20 (13), a fin de discutir una estrategia coordinada frente a la crisis económica internacional, que se desató con virulencia desde mediados de 2008, constituyó un hecho relevante. En primer lugar, porque se reconoció que los problemas globales no pueden resolverse unilateralmente, ni aun en el ámbito un poco más amplio de los países desarrollados del G-7 y de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). En segundo lugar, porque la convocatoria y el comunicado derivado de ese primer encuentro, en Washington DC, el 15 de noviembre de 2008, fueron más allá del marco monetario y financiero.

La ampliación de competencias, a que hacen mención los documentos preparatorios y el comunicado de la Segunda Cumbre de Londres, celebrada el 1º y 2 de abril de 2009, involucran la coordinación macroeconómica, o sea de las políticas monetarias y fiscales, la variación de tipos de cambio, el comercio internacional, el empleo, la contribución a la preservación del medio ambiente, la reforma de las instituciones multilaterales de crédito y el restablecimiento del sistema financiero internacional.

La magnitud de la crisis, que es la de mayor importancia después de la registrada en los años 30 del siglo pasado, determina la complejidad de la agenda de trabajo.Desde el punto de vista institucional, la OMC, la OIT y otras agencias internacionales se encuentran vinculadas, directa o indirectamente, al tratamiento de los diversos temas propuestos.

2. LAS CAUSAS

Uno de los principales problemas que se presentan para avanzar en la solución de la crisis es de diagnóstico. Una corriente de opinión sostiene que su origen tiene que ver con la falta de supervisión y de regulaciones apropiadas del sistema financiero, circunstancia que no permitió controlar adecuadamente el crecimiento de la burbuja especulativa, estimulada por las bajas tasas de interés de principios de siglo en los Estados Unidos.

La potestad de emitir moneda de reserva y de recurrir al endeudamiento público y al aumento del crédito sin limitaciones, mientras el mercado interno y el del resto del mundo está dispuesto a atesorar en dólares de los Estados Unidos, dio lugar a la fuerte expansión del gasto público, de la oferta de moneda y del déficit fiscal en dicho país. La expansión del gasto respondió a diversas razones, algunas de ellas de carácter político, alejadas de la demanda del mercado por bienes públicos, mientras que la creciente liquidez mantuvo las tasas de interés en dólares por debajo de las vigentes en el resto del mundo. A pesar de los diferenciales de tasas de interés, el ahorro internacional en moneda estadounidense tuvo un crecimiento exponencial, basado en la seguridad o cobertura que brindaba el atesoramiento en moneda de reserva.

La posibilidad de expandir el crédito llegó a su fin al sobrepasar la capacidad de repago de un número creciente de consumidores en los Estados Unidos, hecho que se visualizó con el aumento de las tasas de interés verificado a partir de 2005. Los quebrantos de las hipotecas no fueron sino la manifestación de la imposibilidad de hacer frente a esas y otras deudas de parte de un sector considerable de la población.A medida que los quebrantos fueron aumentando, incidieron sobre el valor de los activos o colaterales de los bancos, impulsando fusiones y quiebras de esas instituciones y finalmente, su rescate por parte del Estado. A nivel internacional, la difusión de paquetes financieros que contenían créditos incobrables diseminó la crisis a Europa y Japón. La caída del crédito y la consiguiente disminución del consumo y la inversión hicieron el resto. La crisis que en un principio se creyó financiera no es sino una crisis de la economía real, que se ha extendido a la mayoría de los países del planeta, incluso en desarrollo.

3. EL DILEMA DE LA RECUPERACIÓN

Las soluciones para resolver la crisis deben partir de un claro diagnóstico respecto a sus orígenes, esto es, la distorsión en los patrones de consumo e inversión que provocaron las políticas económicas y la complicidad de disciplinas asimétricas a nivel internacional. En este último caso, no hubo supervisión ni exigencias por parte del Fondo Monetario Internacional sobre los actores de mayor peso económico, en particular de aquellos emisores de moneda de reserva internacional.

Existe conciencia, aunque no acuerdo, sobre la necesidad de asegurar la sustentabilidad monetaria y fiscal de los paquetes de ayuda.

Este escenario supone el equilibrio global a un nivel de demanda agregada menor al registrado en los años recientes y una asignación de recursos que sea compatible con los requerimientos sociales, particularmente de los sectores postergados de la población mundial, en lo que respecta a alimentación, vivienda, acceso al agua potable, transporte, salud y medio ambiente sustentable. Exige una profunda reforma estructural en los países de la OECD (Organización Estados para la Coordinación y el Desarrollo).

4. LAS PROPUESTAS Y RESULTADOS DE LA CUMBRE DE LONDRES

4.a.Coordinación macroeconómica

El aumento de la emisión y del endeudamiento en los países de la OECD implica una gran absorción de recursos financieros y, por tanto, el aumento de la tasa de interés en los países en desarrollo para contener la fuga de capitales. Las medidas contracíclicas en estos últimos, a la espera de las reformas de largo plazo a que se ha hecho mención, pasa a depender, en la coyuntura, del equilibrio del balance de pagos autónomo, del flujo de capitales que pueda derivarse de la capitalización y el aumento de la capacidad de préstamo de las instituciones financieras internacionales, es decir, del FMI, del Banco Mundial y de los Bancos Regionales de Desarrollo, de la flexibilización de las condiciones para el otorgamiento de préstamos por parte de esas instituciones y de nuevas emisiones de Derechos Especiales de Giro (DEG).

Refiriéndose a esos paquetes de estímulo, el comunicado de Londres, en su párrafo 11, señala la determinación de asegurar la sustentabilidad fiscal y la estabilidad de precios a largo plazo, así como la de instrumentar adecuadas estrategias de salida una vez que se haya asegurado la solidez del sector financiero y garantizado la recuperación económica. Una cuestión de importancia, incorporada en el párrafo 12, es la de supervisión "independiente y equilibrada", por parte del Fondo Monetario Internacional, de las economías y de los sectores financieros nacionales, del impacto de las políticas económicas nacionales en otros países y de los riesgos que enfrenta la economía internacional.

4.b.Comercio internacional

El equilibrio de la oferta y la demanda globales, o sea, de los coeficientes de ahorro y de inversión en el mediano y largo plazo de países y regiones individuales, constituye una condición necesaria para el desenvolvimiento y la expansión sustentable del comercio.

La corrección de la situación presente, de fuertes desequilibrios, supone cambios sustantivos en las corrientes de exportación e importación de bienes y servicios y de capitales autónomos de algunos países de importante peso económico, como son los Estados Unidos, Alemania, China y Japón. A la vez requiere contemplar que los cambios no impacten negativamente sobre las cuentas nacionales de los países en desarrollo. El cumplimiento de los requisitos anteriores exige diferenciar las medidas de ajuste y compensatorias, que necesariamente acompañan la prosecución del equilibrio, de aquellas de carácter proteccionista, cuya continuidad y expansión pueden contribuir a agravar la crisis.

El comunicado de la Cumbre de Londres reitera el compromiso político de la Cumbre de Washington, ahora extendido hasta fines de 2010, de resistir la aplicación de nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y servicios, de nuevas restricciones a la exportación o de medidas de estímulo a las exportaciones inconsistentes con la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Respecto a la Ronda Doha no entra en los temas de sustancia de las negociaciones. Señala la importancia de alcanzar un resultado ambicioso y equilibrado, que se necesita urgentemente y que debe construirse sobre los progresos realizados, incluyendo el relativo a las modalidades.

4.c.Empleo, pobreza y medio ambiente

La preocupación creciente por la desocupación provocada por la crisis ha significado que la cuestión del empleo haya adquirido particular relevancia en los trabajos preparatorios de la cumbre de Londres, incluyendo una conferencia de altos funcionarios de los ministerios de trabajo realizada en la segunda mitad del mes de marzo en la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra.

En cuanto a la generación de puestos de trabajo, identifica el estímulo al crecimiento, la inversión en educación y capacitación y las políticas activas con ese fin específico. Solicita a la OIT, en colaboración con otros organismos relevantes, que evalúe las acciones adoptadas y las que se necesiten en el futuro.

Respecto a la pobreza se reafirman los compromisos con la Metas de Desarrollo del Milenio y la Ayuda Oficial al Desarrollo, incluyendo la ayuda al comercio, el alivio de la deuda y los compromisos especiales con el África Subsahariana. Se expresa que las acciones y decisiones tomadas en la Cumbre de Londres proporcionarán recursos adicionales por 50 mil millones de dólares con los propósitos expresados.

En cuanto al medio ambiente, el comunicado enfatiza la transición hacia tecnologías e infraestructura limpias, innovadoras, eficientes en el uso de recursos y de bajas emisiones. Alienta a las instituciones multilaterales de crédito y a los bancos regionales de desarrollo a contribuir plenamente a ese objetivo. Reafirma el compromiso de llegar a un acuerdo en la Conferencia de Cambio Climático de Copenhague en diciembre del corriente año y de encarar la amenaza de cambio climático irreversible, sobre la base del principio de responsabilidades comunes y diferenciadas según el grado de desarrollo.

4.d. Reforma de los organismos financieros multilaterales

El comunicado de la Cumbre de Londres reitera, en el capítulo financiero, el incremento de aportes de capital y recursos al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a los Bancos Regionales de Desarrollo, conforme se detallara en el apartado 4.a.Enumera las nuevas líneas de crédito, de carácter más flexible en su utilización, como el Nuevo Acuerdo de Préstamos (New Arrangement to Borrow) y la Línea de Crédito Flexible (Flexible Credit Line) del FMI.

Incluye el compromiso de adelantar la modificación de cuotas y la revisión de la participación de los miembros en el FMI, acordados en abril de 2008, a enero de 2011, a fin de dar mayor peso a los países en desarrollo en las decisiones. En igual sentido, contempla la instrumentación en el segundo cuatrimestre de 2010 de los cambios acordados en las estructuras del Banco Mundial.

Si bien se menciona la mayor flexibilidad en la utilización de las nuevas líneas crediticias, el FMI conserva un amplio margen de discreción para imponer condicionalidades en el uso de fondos para sostener la balanza de pagos. Por otro lado, la mayor participación de los países en desarrollo y la redistribución de cuotas no implica, por el momento, modificaciones en el poder de veto que detentan los Estados Unidos y otros miembros de la institución.

La simetría de tratamiento, independientemente del endeudamiento con los organismos multilaterales de crédito, aparece como uno de los grandes interrogantes, a fin de evitar la repetición de los desequilibrios que llevaron a la crisis. Está ligado al tema de condicionalidades cuya flexibilización reclaman los países en desarrollo.

4.e. Reestructuración del sistema financiero internacional

La cumbre del G-20 confirmó el establecimiento d el Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board) como sucesor del Foro de Estabilidad Financiera que estaba integrado por los países del G-7.En este caso se amplía el número de miembros al conjunto de los países del G-20, España y la Comisión de la Unión Europea.

La función del nuevo organismo, que integrarán en principio los ministros de finanzas o los presidentes de los bancos centrales de los miembros, será, desde el punto de vista de la economía internacional, la de colaborar con el FMI en un sistema de alerta temprana sobre riesgos macroeconómicos y financieros y proponer acciones destinadas a resolver los problemas y anticiparse a eventuales crisis.

Con relación al sistema financiero internacional, el Consejo deberá extender la aplicación del marco regulatorio que proponga y defina, así como su supervisión, a todas las instituciones, instrumentos y mercados financieros de importancia, incluyendo los mercados de futuro y fondos de alto riesgo (hedge funds).

5. RESUMEN

La segunda reunión cumbre del G-20 en Londres arrojó resultados positivos, aunque todavía modestos, con vistas a resolver la crisis y dar lugar a un crecimiento sustentable a largo plazo. En gran parte, los resultados concretos se relacionan con el compromiso de los miembros de contribuir a la recuperación de la demanda global, mediante la capitalización de los organismos financieros multilaterales y la ejecución, ya en marcha, de medidas fiscales y monetarias domésticas.

Teniendo en cuenta el largo plazo, la cuestión de mayor importancia producida por la Cumbre de Londres es de carácter institucional. En el comunicado se dispone otorgar al G-20 y al Consejo de Estabilidad Financiera, recientemente formado, la conducción política de gestión de la crisis y del diseño e instrumentación de las reformas señaladas (14).

III. OTRAS CONSIDERACIONES

1. LA OTRA MIRADA

Hay opiniones más tremendistas sobre el fenómeno que al menos merecen citarse para luego elaborar una idea propia sobre lo acontecido y lo que vendrá.

Del escenario preparado en Londres queda la imagen de los líderes de las principales economías del mundo dispuestos a cooperar para superar la crisis.Un compromiso de cooperación internacional que pretende dejar atrás el unilateralismo y evitar respuestas proteccionistas o de nacionalismo económico en los países avanzados que agravarían la crisis.

El FMI se había quedado en los últimos años sin clientes a los que prestar dinero a cambio de imponer (aconsejar) reformas y ajustes estructurales. Sus políticas de ajuste y el recetario ultraliberal que impuso a los países más pobres y débiles, entonces había perdido su razón de ser, era incapaz de cumplir las funciones que a lo largo de su historia había ido realizando y, sobre todo, había fracasado estrepitosamente en las tareas esenciales para las que había sido creado: prevenir crisis como la actual y mantener la estabilidad del sistema financiero internacional.

El FMI estuvo prácticamente desaparecido durante los meses en los que se produjo el inicio y la expansión mundial de la actual crisis económica.Su letargo antes y después del estallido de la crisis no le auguraba un futuro demasiado brillante.

La mayor capacidad del FMI de otorgar préstamos a los países pobres (en condiciones que, en principio, se anuncian más favorables y menos condicionadas que en el pasado) y a los países emergentes podrá aliviar la delicada situación de las cuentas exteriores y la fuerte depreciación que han sufrido las divisas de estos países como consecuencia de la huida hacia la seguridad de los capitales extranjeros.

Los líderes del G-20 tienen tanto interés en que los mercados emergentes no se hundan como en que los grandes bancos y empresas con negocios en esos mercados no empeoren la situación de sus resultados y patrimonios.

La financiación otorgada a los países involucrados en las numerosas crisis financieras y bancarias de los últimos años impuso una condicionalidad dura y densa vinculada a la aplicación de unos dogmas ultraliberales que perjudicaron gravemente a las economías a las que formalmente pretendía ayudar y agravaron las condiciones de vida de la población más pobre de los países que aplicaron sus políticas indiscriminadas y extremas de privatización, limitación del gasto público, liberalización y apertura externa (15).

Habrá que ver si los recursos puestos a disposición del Fondo son suficientes, teniendo en cuenta la enorme magnitud de las necesidades financieras de los países emergentes y pobres en la nueva situación de escalada de la deuda pública de los países avanzados que necesita ser financiada. Habrá también que ver si el FMI es capaz de adoptar una nueva cultura económica que otorgue mayor importancia a los problemas específicos de cada país, a las opiniones y prioridades de las sociedades de los países que deben recurrir a sus préstamos y al contexto institucional y sociopolítico en el que deben desarrollarse las modificaciones.La reforma del sistema financiero internacional no plantea el debate sobre la conveniencia de una nueva divisa internacional de referencia o de un sistema de divisas múltiple que disminuya la necesidad de las economías en ascenso de acumular reservas como seguro contra la inestabilidad financiera.

La presión sobre los paraísos fiscales ofrece perfiles tan curiosos como el del protagonismo otorgado al FMI en la transformación del sistema financiero internacional.

Una característica importante de los paraísos fiscales es la existencia de estrictas leyes de secreto bancario y de protección de datos personales que evitan la tarea de acreditar el origen de los fondos y movimientos.

El objetivo del G-20, pese a lo mucho que se ha escrito y dicho sobre el tema, no ha sido acabar con los paraísos fiscales ni con las sociedades offshore sino debilitar el secreto bancario cuando sirve para encubrir el crimen y una excesiva evasión fiscal.

En principio, el organismo encargado de determinar qué paraísos fiscales y centros financieros se negaban a colaborar en lograr una mayor transparencia en su funcionamiento ha sido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un club de 30 países más o menos ricos al que no pertenecen los países emergentes que forman parte del G-20.

2. EL DESEMPLEO Y LA CLÁUSULA SOCIAL

No resulta novedad que los avatares del movimiento global golpea y muy fuerte -más de lo esperado- en el mercado laboral. Alemania, para dar un ejemplo, uno de los países mejor parados y que tomó medidas urgentes para paliar la crisis, prevé una tasa altísima de desempleo.Lo mismo ocurre en varios países de la denominada Europa Occidental -considerada uno de los polos más industrializados- dentro de la CE, lo que agrava la situación colateral de los inmigrantes "sin papeles" que llegan a considerase en algunos países como delincuentes, evitando de esta forma la incorporación de mano de obra extranjera en lugares donde la propia excede los lugares vacantes.

En este sentido debemos poner énfasis sobre aquella normativa que impone un tratamiento exactamente distinto al que están prodigando los países que a cualquier precio procuran escapar de la depresión económica y evitar mayores males sociales.

La cláusula social se refiere a la incorporación de normas de índole laboral dentro del ámbito de la OMC, ¿basada en los derechos humanos, y mediante la cual se busca el establecimiento de parámetro legales mínimos relativos a las condiciones de trabajo que deben ser observadas en la producción de bienes exportables?

Su aplicación puede ser positiva, como negativa. Será positiva cuando los países, a través de la implementación de determinados estímulos -tales como la adopción de condiciones más favorables para el acceso y nuevos mercados externos-, sean incentivados a cumplirlas. Y, negativa cuando su incumplimiento se traduzca en sanciones aplicadas a aquellos países que manufacturan y exportan productos que no cumplen con ellas.

Preguntarse cuál sería la razón que justificaría la inclusión de la cláusula social en el ambiente de la OMC, al existir una organización cuyos fines específicos son cuidar de los aspectos relacionados con la materia, encuentra su respuesta si consideramos que la efectividad de la OIT, conforme mencionamos ut supra, se circunscribe a la presión política que puede ejercer, aunque careciendo de fuerza sancionatoria ante el incumplimiento de los países miembros. Este es uno de los argumentos esgrimidos por los defensores de la inclusión de la cláusula social en la OMC. Sin embargo, hay mucho por debatir y analizar antes de llegar a un posicionamiento sobre el tema.Más allá de las explicaciones relacionadas con la dimensión social de los estándares laborales cabe resaltar también el aspecto referido a la liberalización del comercio internacional, ámbito en el cual la cláusula agrupa a sus opositores, ya que su implementación importaría mayores cargas sociales a la producción, eliminatoria de ciertas ventajas competitivas de algunas naciones -entre las cuales se destaca el grupo de los países en desarrollo- en comparación con aquellos que poseen rígidos encuadramientos laborales.

Como vemos, la cláusula social y su incorporación a la OMC es un tema cargado de polémica. Los límites que separan los grupos que la defienden de aquellos que se oponen tenazmente son sumamente nítidos. Entre sus detractores se encuentran los países que poseen una mayor participación en el intercambio comercial internacional resultante de las ventajas originadas en una mano de obra barata y que, por lo general, tienen condiciones laborales por debajo de los niveles deseados. Entre los defensores de su inclusión se encuentran algunos países desarrollados, que cuentan con dichos estándares laborales dentro de sus ordenamientos jurídicos, tales como EE.UU., los países de la UE, grupos activistas de Derechos Humanos y organizaciones laborales.

3. LA CLÁUSULA EN LA OMC

Si consideramos que la OMC es un a organización internacional que tiene por misión la promoción del libre comercio, la inserción de la cláusula social se trataría de una cuestión ajena a sus objetivos. Sin embargo, esto no quiere decir que sus mecanismos se encuentren desprovistos de acción para algunos casos específicos. En tiempos del GATT, existía la posibilidad de que las partes hicieran uso de medidas restrictivas de carácter cuantitativo para situaciones de desequilibrio en la balanza de pago, apuntando al establecimiento de una política nacional dirigida a lograr y mantener el pleno empleo productivo. Asimismo, y dentro de otra sección del GATT, se prescribe en el art.XX, bajo el formato de excepciones generales, la posibilidad de que los Estados partes apliquen medidas restrictivas a la importación de mercaderías fabricadas en establecimientos penitenciarios, norma esta que puede ser utilizada incluso para aquellos bienes fruto del trabajo forzado.

A pesar de que hasta el momento no se haya adoptado ninguna medida en concreto, en la OMC continúan las discusiones sobre el tema. Este tópico se caracteriza por su naturaleza controversial, y por reaparecer durante el desarrollo de las negociaciones. La calma aparente de la que goza en la actualidad se debe principalmente a que los países en desarrollo pretenden ahorrar sus energías en el tratamiento de temas que consideran más importantes, sin entrar en choque por esta razón con los países desarrollados. Sin embargo a mediano plazo, la cláusula social es un tema que deberá ser tratado convenientemente (16).

4. CONSIDERACIONES FINALES

A manera de cierre se puede inferir que la situación que hoy parecería comenzar a transitar por un camino más recto, no resultará tan simple.

El escenario parece desalentador. No obstante, es importante rescatar los progresos, poco sistemáticos pero más pragmáticos que en el pasado, de un sistema de grupos y alianzas que unidos podrían seguir avanzando en las defensas de sus posiciones frente al Norte. Este proceso, ciertamente difícil, debería permitir tanto el reconocimiento de las diferencias como el desarrollo de una cooperación efectiva sobre la base de pautas claras y concretas que intenten comprender la pluralidad de necesidades e intereses.

Si las negociaciones mundiales tienden inevitablemente a ser cada vez más estratificadas con sistemas de representación, desde un punto de vista realista, el interrogante que deberían plantearse los gobiernos de los Estados con menores márgenes de maniobra internacional reside en discutir y definir qué país o grupo de países consideran ellos que representarán mejor sus intereses frente a los inconvenientes ya conocidos de una participación masiva.De ser esta la opción, resultará imprescindible el desarrollo de asiduas negociaciones con el país representante para poder garantizar el respeto por parte de dichos países, de los intereses de las naciones a las que representa.

En caso contrario, la resistencia a apoyar a estos tipos de naciones, que como Brasil o India experimentan un creciente protagonismo internacional, empeorará la situación puesto que provocará la desmembración del Sur como grupo y, por ende, los países más pequeños se verán obligados a negociar directamente con el Norte con menores posibilidades de éxito.

El debate entonces no debe plantearse en torno a si es beneficiosa o no la representación, lo cual se ha convertido en un dato de realidad, sino sobre cómo lograr que aquellos países que nos representan tengan en cuenta nuestros intereses.

Ello supone una profunda reforma de las políticas que han constituido los fundamentos sobre los que se ha gestado la presente crisis y no solamente el equilibrio de ingresos y gastos presupuestarios. En el ínterin resta ver si los paquetes de estímulo a cargo de los organismos multilaterales serán suficientes para mitigar el impacto negativo de la crisis sobre los países en desarrollo.

Dentro de esas últimas medidas resulta determinante la disminución sustancial de las barreras de acceso y de las distorsiones en la agricultura en los países de la OECD, las que impactan negativamente en la producción y las exportaciones de los países en desarrollo y, por tanto, en su demanda agregada. El desmantelamiento del proteccionismo agrícola es una condición necesaria pero no suficiente, teniendo en cuenta la limitada diversificación de la producción y exportación industrial y de servicios de muchos países en desarrollo, cuya expansión y promoción depende de disciplinas multilaterales adecuadas.

Las soluciones al desempleo tienen que ver con las reformas estructurales de largo plazo en la economía internacional, particularmente de los cambios para una mejor asignación de recursos.En la coyuntura, los organismos financieros internacionales pueden jugar un papel de importancia, en caso de que los aportes prometidos se integren efectivamente y se orienten a obras de infraestructura económica y social en los países en desarrollo.

A pesar de los progresos que registra el comunicado de la Cumbre de Londres sobre la reorganización del sistema financiero internacional, la instrumentación de los objetivos fijados no es sencilla, teniendo en cuenta el papel desempeñado por el sector en la transferencia de recursos entre países y al interior de los países. Muchos de los paraísos fiscales, a título de ejemplo, son prolongaciones de los sistemas financieros nacionales y no podrán ser fácilmente desmantelados si no cambia la concepción de fondo de funcionamiento del sistema financiero y se reorienta dicho sector de manera que cumpla con su rol natural de asignación social eficiente del ahorro con destino a la financiación de inversiones, del consumo y del comercio.

Lo más probable, dada la configuración de las ideas, fuerzas y poderes que protagonizan el escenario mundial y las relaciones internacionales, es que las nuevas formas de crecimiento, producción, consumo y distribución de la renta que se afirmen tras la crisis no pesen más que los restos de las viejas formas que sobrevivan y se adapten al nuevo modelo. Lo previsible es que la inevitable mayor presencia e influencia de los países emergentes -especialmente China e India- en la escena mundial no supondrá todavía en la próxima década una remodelación profunda de las relaciones internacionales de poder que hoy existen.

4.a. Conclusión

Por último y a título personal, señalo que el tamaño, la gravedad, la profundidad y la onda expansiva que se derivaron de los efectos del derrumbe global analizado implicarán necesariamente mayor división entre países ricos y pobres si no se enmiendan analítica y puntillosamente las vicisitudes acontecidas.En tal sentido, una cuestión que acapara mi atención es la ausencia total, absoluta de políticas correctivas relacionadas con la incentivación a la educación, la introducción a la enseñanza en todos sus niveles y la poca participación e intereses de las grandes potencias hacia aquellos países realmente necesitados de cultura y estudios. Tampoco advierto mayor interés por la transferencia de instrumentos o herramientas que generen mayores conocimientos universitarios y que logren en definitiva la libre prestación de los servicios transfronterizos dentro del ámbito mundial.

Por el contrario, descubro un celo casi riguroso tendiente a preservar lo interno por sobre lo internacional y poca predisposición hacia la aniquilación o liberación de estas barreras, que a la postre serán un pilar básico para el despegue equilibrado de las naciones.

4.b. ¿Y la Argentina?

Entonces y parafraseando el título, se me ocurre la siguiente reflexión. Las bondades prometidas que se traducirían de inmediato en beneficios amplificados para los países que se insertaran dentro del mundo del globalizado, hoy me hace dudar y repensar si ante tal estado de situación, no estamos en presencia de la crisis de la globalización.

De ser así, y dados los interrogantes que se plantean, la salida de esta situación dependerá única y exclusivamente del grado de desarrollo y la integración latinoamericana y constituye el primer gran desafío que deben resolver los países primero en forma interna y luego grupalmente.

Así como en abril en Londres se asumió por primera vez la envergadura y magnitud de la crisis, debemos nosotros mismos lograr un diagnóstico correcto.

Hoy nuestro país se encuentra en una gran e importante encrucijada. No tiene las características propias de los países africanos, ni la mentada solvencia de las grandes naciones ni el desarrollo económico de los integrantes del G-7 o de los miembros del OCDE.Tampoco forma parte del BRIC ni tiene la indigencia de Angola, por dar algunos ejemplos.

Tiene a su favor una postura adoptada con mucha antelación al inicio de la crisis respecto de la visión y funcionamiento del FMI, puede explotar muy bien el mercado granarlo, y sobre todo tiene una población que mira con simpatía los adelantos contemporáneos y los que vienen.

Resta implementar serias y comprometidas políticas institucionales en todas las áreas, a mediano y largo plazo, demostrar al mundo que podemos ser serios y respetados, donde los vaivenes y cambios de gobiernos no impliquen modificaciones a las directrices del Estado, que se está por encima de la política partidaria y de sus dirigentes.

Para ello veo imprescindible -y con la premura que el caso exige- la adopción de medidas que tengan que ver con la batalla campal al desempleo (no basta con un maquillaje asistencial para los más necesitados); con una fuerte y decidida inserción en el área educativa, reafirmando la idea de que los pueblos que piensan encuentran soluciones más allá de las digresiones; con proponer mayor integración e intercambio en el ámbito de estudios superiores para lo cual es importantísimo lograr un puente con naciones desarrolladas, ofreciendo reciprocidad a tales fines -sabiendo de antemano que tenemos todavía una jerarquía envidiada por muchos- y por último con encontrar el rumbo, las herramientas y la oper atividad en el área del comercio exterior, en el ensamblaje de lo industrial y todas las actividades, medios y servicios que se pueden ofrecer con financiamiento propio o ayuda externa.

Una vez sentadas esas bases que serán el pilar fundamental de nuestro resurgir, hemos de ensamblarnos en la integración y cohesión de Latinoamérica, que es una de las posibilidades ciertas y concretas de crecer en grupo donde las ideas se homogenicen para luego saltar al mundo.

Esta es la mirada y la aspiración personal de quien se siente comprometido con la problemática desarrollada.

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(1) LECHINI, Gladys, "IBSA: una opción de cooperación Sur-Sur", en Del Sur hacia el Norte:economía política del orden económico internacional emergente, CLACSO, octubre de 2007, p. 271.

(2) DÍAZ MIER, Miguel Ángel, Del GATT a la Organización Mundial del Comercio, Síntesis, Madrid, 1996, p. 35.

(3) SOARES DE LIMA, María Regina - HIRST, Mónica, "Brazil as an intermediate state and regional power: action, choices and responsibilities", en International Affairs, 2006, p. 7. En sitio web: http://www.blackwell-synergy.com/doi/abs/10.1111/j.1468-2346.2006.00513.x.

(4) KEET, Dot, "Alternativas estratégicas Sur-Sur al sistema económico y régimen de poder globales", Trasnacional Institute (TNI), Ámsterdam, octubre de 2006, p. 14. En sitio web: www.tni-archives.org/docs/200702122136405267.pdf.

(5) RAGHAVAN, Chakrayarthi, "Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC ¿Una nueva arquitectura comercial sobre el desierto de Doha?", Nº 152, diciembre de 2001. En sitio web de Tercer Mundo Económico: http://www.tercermundoeconomico.org.uy/TME-152/actualidades01.htm.

(6) G-33: El G-33 está integrado por: Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Benín, Bostwana, China, Congo, Costa de Marfil, Cuba, República Dominicana, Granada, Guyana, Haití, Honduras, India, Indonesia, Jamaica, Kenya, República de Corea, Mauricio, Madagascar, Mongolia, Mozambique, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Panamá, Perú, Filipinas, St. Kitts & Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Senegal, Sri Lanka, Surinam, Tanzania, Trinidad y Tobago, Turquía, Uganda, Venezuela, Zambia, y Zimbabwe.

(7) G-90: El G-90 está integrado por el Grupo Africano, el Grupo ACP y Países Menos Adelantados (PMA). En la actualidad suma 64 miembros de la OMC debido a la participación simultánea de algunos países en los diversos grupos constituyentes del G-90 y al hecho de que solo 41 de los 54 países africanos son miembros de la OMC.

(8) BELLO, Walden, "El verdadero significado de Hong Kong", enero de 2006. En sitio web: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006010911.

(9) Íd.

(10) NAMA: Non Agricultural Market Access.

(11) CAPDEVILA, Gustavo, "Comercio: Doha se hunde en Potsdam", Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS). En sitio web:http://ipsnoticias.net/interna.asp?idnew=41295.

(12) Revista Reflexiones -Políticas y Sociales-, año 9, Nº 1, mayo-junio 2008, p. 23 y ss.

(13) Conformado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.

(14) Conf. STANCANELLI, Néstor E., "La crisis económica internacional y el papel del G-20", Revista del CEI -Comercio Exterior e Integración-, abril 2009, Nº 14, p. 67 y ss.

(15) Conf. FLORES, Gabriel, "La cumbre de Londres del G-20", Madrid, www.pensamientocritico.org./gabflo0509.html.

(16)
ANDRADE, Daniel Alberto, El comercio multilateral: La OMC. Estado actual, Microjuris, 03/12/2008, MJD4194 .

(*) Abogado. Director Comisión OMC. Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA). Posgrado "Globalización, negociaciones, y comercio agrario internacional", Facultad de Derecho, Ciencias Sociales y Políticas, UNNE, Corrientes, 2005. Posgrado "Estudios internacionales y de la integración europea y latinoamericana", Facultad de Derecho, UNR, Rosario, 2008.